Bajo el lema: “Peregrinos de la Esperanza”.
El Papa Francisco ha convocado al Jubileo a toda la Iglesia católica mediante la bula Spes non confundit.
En Nochebuena, el martes 24 de diciembre de 2024, el Papa Francisco abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, para dar comienzo al Jubileo de la Esperanza. El Santo Padre nos invita a rezar, a prepararnos a lo largo de este año, para que este Jubileo nos fortalezca en la fe, ayudándonos a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestra vida, transformándonos en peregrinos de la esperanza cristiana» (Vatican News)

Luego presidirá la celebración de la Santa Misa en la noche de la Natividad del Señor en la Basílica.
Este Año Jubilar o Año Santo, que se celebra cada 25 años, Es un año de perdón de los pecados, reconciliación y conversión, es un tiempo de gracia, en el cual se invita a todo cristiano a abrirse a la misericordia de Dios. Tiene como centro el encuentro con Cristo.
Se trata de vivir el sacramento de la reconciliación, de aprovechar este tiempo para redescubrir el valor de la confesión y recibir personalmente la palabra del perdón de Dios y también ofrecerá a los fieles la oportunidad de obtener indulgencias, asistir a eventos culturales y participar en diversos actos religiosos y sociales.
Según la página web del Jubileo, la palabra “Jubileo” procede de “yobel” (cuerno de carnero), nombre del instrumento utilizado para proclamar el día de la expiación (Yom kippur). En el Antiguo Testamento (Lev 25: 8-13), encontramos indicaciones de un Año Jubilar que se marcaría cada 50 años, ya que sería un año “extra” que se producía después de cada siete semanas de siete años’ (después de 49 años). Con el tiempo, la frecuencia de los años ha ido cambiando: al principio se celebraban cada 100 años; más tarde, en 1343 el Papa Clemente VI redujo el intervalo entre jubileos a cada 50 años, y en 1470 el Papa Pablo II lo hizo cada 25 años. Un jubileo puede ser “ordinario” si cae después de un número determinado de años (25 años) y “extraordinario” cuando se proclama por un acontecimiento especialmente importante. El jubileo ordinario más reciente fue el del año 2000, que marcó el comienzo del nuevo milenio.
En 2015, el Papa Francisco convocó un Año Jubilar de la Misericordia“extraordinario”.
El primer Jubileo ordinario fue proclamado por el Papa Bonifacio VIII en 1300.
En mayo de 2024, el Papa Francisco introdujo el Año Jubilar 2025 con la Bula Papal Spes Non Confundit (traducida como “La esperanza no defrauda”) inspirada en Romanos 5:5. En la Bula, el Santo Padre subrayó que el próximo Jubileo “será un Año Santo caracterizado por la esperanza que no declina, la esperanza en Dios” y rezó para que nos ayude a “recuperar la confianza necesaria – tanto en la Iglesia como en la sociedad – en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación”(SNC n. 25).
Un rito litúrgico, característico del Año Santo, es la apertura de la Puerta Santa: hasta el siglo pasado, el Papa iniciaba, más o menos simbólicamente, el derribo del muro que la sellaba. Los albañiles procedían a quitar los ladrillos por completo. Desde 1950, en cambio, el muro se derriba previamente y, durante una solemne liturgia coral, el Papa empuja las hojas de la puerta desde fuera, pasando como primer peregrino a través de ella. Ésta y otras expresiones litúrgicas que acompañan al Año Santo subrayan que la peregrinación jubilar no es un acto íntimo, individual, sino un signo del camino de todo el pueblo de Dios hacia el Reino.
Para éste Jubileo se realizarán la apertura de Puertas Santas en San Pedro y en las otras tres basílicas mayores de Roma: la Basílica de San Juan de Letrán (catedral de la diócesis de Roma), Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros.
Este año marcará un momento histórico por primera vez se abrirá la Puerta Santa en una cárcel, en la cárcel de Rebibbia (una prisión romana). La misericordia de Dios es para todos.
El Papa Francisco ya había visitado esta prisión en dos ocasiones para celebrar misa y lavar los pies a los reclusos el Jueves Santo.
Al cruzar este umbral, el peregrino recuerda el texto del capítulo 10 del evangelio según san Juan: “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. El gesto expresa la decisión de seguir y de dejarse guiar por Jesús, que es el Buen Pastor. Por otra parte, la puerta es también un paso que conduce al interior de una iglesia.
Para la comunidad cristiana, no es solo el espacio de lo sagrado, al cual uno se debe aproximar con respeto, con un comportamiento y una vestimenta adecuados, sino que es signo de la comunión que une a todo creyente con Cristo: es el lugar del encuentro y del diálogo, de la reconciliación y de la paz que espera la visita de todo peregrino, el espacio de la Iglesia como comunidad de fieles.
La Puerta Santa es la invitación a cruzar el umbral hacia la misericordia de Dios.
El Papa no quiere que sea asimilado a un Jubileo de turismo, a un turismo religioso, quiere que sea, para vivirlo desde adentro, porque es un momento de perdón, momento de alegría, momento de recomposición de tantas cosas personales y sociales, no sirve si se reduce a turismo, por eso va a extender el Jubileo a todas las Diócesis , para que cada persona en su ciudad pueda celebrar el Jubileo sin necesidad de viajar, lo importante es la capacidad de perdonar y pedir perdón , una verdadera conversión de vida.( Entrevista canal Orbe)
En nuestra Diócesis de Villa María :
La Apertura del Año Jubilar será el Domingo 29 de diciembre 2024 a las 20 hs. en el Santuario Catedral en la ciudad de Villa María.

Los lugares de Peregrinación para obtener la indulgencia plenaria son :
Santuario Parroquia Inmaculada Concepción. ( CATEDRAL) – ( Villa María)
Santuario Nuestra Señora de la Merced. ( Saladillo)
Parroquia Nuestra Señora de Lourdes ( Río Tercero)
Parroquia Inmaculada Concepción (Bell Ville)
También será lugar para ganar las Indulgencias durante la semana franciscana del 28/09 al 05/10 del año santo. La Capilla San Francisco de Asís de los Potreros.

Oración del Jubileo
Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria. La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor. A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén.
